Los franciscanos, en razón de la responsabilidad histórica y social, estamos llamados a reflexionar sobre la pertinencia y proyección de nuestra acción educativa. Por tanto, ¿estamos respondiendo a los nuevos retos del mundo de hoy? Además, la acción educativa franciscana, ¿expresa una dimensión de futuro y un camino para seguir construyendo respuestas de evangelización?, ¿estará enfocada en la formación de personas capaces de superar la crisis de valores, la pérdida del sentido cristiano de la existencia, la falta de conciencia solidaria y de respeto de la dignidad humana?, ¿está propiciando el amor, la justicia, la paz y el respeto de la creación, desde el respeto a la heterogeneidad cultural, el ejercicio de la convivencia, la búsqueda de la verdad, la práctica de la libertad y la realización de la equidad social?