El objetivo de este escrito es útil en las áreas de la filosofía, de las ciencias y de la teología por tocar aspectos fundamentales de la esencia, el origen y el modo como se realiza el conocimiento, según la penetrante intuición y comprobación de una de las mentes y personas cristianas católicas más preclaras de la filosofía y la cultura occidentales: Blaise Pascal.
Es importante el pensamiento de Pascal porque nos enseña que no basta suponer el conocimiento o hablar de ciencias en sus múltiples áreas y niveles. Es necesario mostrar el hecho del conocimiento científico, filosófico, teológico, etc; desentrañar su posibilidad y su origen; mostrar cómo sucede. Es decir, hay que ir a la gnoseología en su más amplia y propia acepción; a la epistemología; a la teoría de las ciencias; a la criteriología. Y no se puede ser reduccionista ni simplista en todo lo que se propala como ciencia. Tampoco hay que confundir la “funcionalidad” de la ciencia o de la técnica, con unas ciencias sólida y apodícticamente establecidas. Y no hay ciencias sin el ser humano. Es decir, se precisa ver y mostrar su anclaje en el hombre: en las varias y polifacéticas y profundas capas de la antropología. Hay una inmediata conexión con lo ético, lo moral, lo óntico y ontológico, lo metafísico… Por eso es importante el genio privilegiado de Blaise Pascal en la filosofía, las ciencias, la teología, y la autenticidad de la vida cristiana católica en occidente: porque él fue a sus fundamentos y misterios. Algunos puntos relevantes de esto nos presenta este escrito.