La familia ha sido reconocida en la mayoría de las sociedades como una importante forma organizativa, debido a que se le han atribuido funciones como la procreación, el proceso de socialización, la supervivencia, el bienestar físico y mental, la educación, la satisfacción de necesidades afectivas, la configuración inicial de la identidad personal, entre otras, todas ellas, funciones que tienen influencia en los individuos, Satir (2002) expresa que en la familia se generan elementos que determinarán en el individuo estados de salud y fuerza o estados de enfermedad psíquica o emocional. La familia se ha venido transformado del modelo nuclear, a la aparición de diversas formas familiares, las cuales, según Beck y Beck-Gernsheim (2003) “siguen desempeñando un papel importante, pero, al mismo tiempo, y esto es lo nuevo, la autonomía, la independencia y el espacio personal se están valorando mucho más que antes” (p. 191). Cuando la familia crea con base en su estructura y sus recursos una empresa familiar con fines productivos y lucrativos, se genera una dinámica alterna que puede traer para sus integrantes situaciones ambivalentes y conflictivas, que afectan tanto la estructura familiar, como la empresarial.