El reconocimiento de los valores, premisa metodológica del presente libro, además de fuente primaria para la historia regional, es clave para entender la situación actual de la ciudad, pero también para seleccionar los elementos a considerar para que su arquitectura vuelva a ser pertinente y acertada. Y alienta la resistencia a su espectáculo actual, producto del negocio del suelo urbano, de la industria inmobiliaria y de la sub cultura del narcotráfico, como también de una profesión que no mira el daño cultural que ha venido haciendo.
Esta valoración de nuestro patrimonio construido es urgente, pues apenas nos interesamos por lo que pasa en la ciudad, e ignoramos el papel de lo urbano-arquitectónico en esos hechos, muchos triviales y repetidos, que nos impiden mirar su pasado, cuestionar su presente y construir mejor su futuro. La lectura crítica de este libro ayudará mucho, ya que la teoría de la ciudad y su arquitectura hoy deben empezar por la contextualidad y sostenibilidad de sus edificios, pues ahora dañan la ciudad y contribuyen indirectamente a contaminar el medio ambiente.