En la Colombia de los años treinta y cuarenta no solo se enfrentaban los hombres en los campos de batalla; también en las instituciones y en la sociedad en general las ideas eran atacadas con virulencia o defendidas apasionadamente. Quedarse en la tranquilidad de las ideas tradicionales o seguir el camino de las modernas era, una vez más, la salida intelectual para alejarse de las guerras civiles. Intransigencia o modernización, esas eran las opciones frente al teatro de la guerra en Colombia. Así, en los años cuarenta confluían en el pensamiento tradicionalista dos propuestas: la ideología, representada en la intransigencia católica frente a la modernidad; y la economía, con el corporativismo, que se mostraba como alternativa al capitalismo y sus conflictos sociales. Discusión política y confesional a la cual los ideólogos del partido conservador contribuyeron por medio de una bisagra ideológica, el hispanismo, refortalecido por Francisco Franco y mostrado por los conservadores como una barrera al panamericanismo protestante.