En esta obra el autor realiza un excelente exposición del pensamiento agustiniano, según el cual la música en el hombre es una vía para acceder a lo más íntimo de su ser y una posibilidad de encuentro con los demás. La música, como expresión creadora, demuestra aun más la semblanza y semejanza del ser humano con lo divino; en efecto, la música es una expresión creativa por la que el hombre trasciende su realidad terrena y se eleva a las más altas cumbres de la espiritualidad, pudiendo así acercarse a la divinidad. No sin razón, algunos han afirmado que “quien canta ora dos veces”.
Cabe anotar que en Colombia son pocas las obras que han encarado temas de San Agustín con tata claridad y elegancia literaria.