Estamos reconociendo un larguísimo recorrido franciscano en la misión de educar para morar fraternalmente en este mundo, casa de todos. La moral viene de morar. Habitar. Convivir. Desarrollar hábitos, costumbres, para la convivencia justa entre todos los habitantes del planeta. Todo responde a una sabiduría acumulada acerca de: a quién educar, qué enseñar, cómo hacerlo bien, para qué tipo de sociedad deseable y en qué medio ambiente que garantice la sostenibilidad exitosa de las presentes y futuras generaciones.