Incorporar el baile de la salsa como elemento clave de las jornadas escolares complementarias en las instituciones educativas públicas, es reconocer el valor patrimonial que tiene, pero, a su vez, validar su potencial formador o educativo si se piensa y practica pedagógicamente. Por tanto, la perspectiva de la presente cartilla considera el baile de salsa como una experiencia subjetiva y colectiva que permite promover e incorporar una serie de dimensiones del desarrollo humano que fortalezcan la formación de niños, niñas, adolecentes y jóvenes (NNAJ). Esta experiencia se configura en una mediación pedagógica en la cual los participantes se forman bailando, pero reconociendo que bailar implica conocer e incorporar en su formación tres dimensiones básicas del desarrollo humano: proyecto de vida, nutrición y hábitos de vida saludables, convivencia pacífica y resolución de conflictos.