En el libro se formulan las siguientes preguntas:
¿Desde dónde romper la homogenización que la escuela pretende, ante la policromía de las narrativas escolares, las dinámicas de resistencia y la explosión de las desigualdades?
¿Cómo afrontar tantos discursos de la impotencia y el escepticismo pedagógico que circulan y se producen en la escuela, discursos que son agenciados por los mismos intelectuales del campo de la educación y la pedagogía? ¿Qué actuaciones movilizar desde el agenciamiento del deseo de aprender y el poder de enseñar en el encuentro pedagógico de dos sujetos que se asumen desde su radical diferencia?
¿Qué sostiene el maestro en la escuela?
La pedagogía crítica es una cantera de preocupaciones que nos desinstala de nuestras pocas certezas para avizorar allí –en el inédito viable– posibilidades de actuación colectivas para la transformación de las condiciones existentes. Necesitamos recuperar los saberes que contienen y guardan la memoria de los maestros, memoria de enfrentamientos, conflictos y resistencias, heridas y olvidos, exclusiones y estigmatizaciones; memoria sobre sus procesos de constitución de sujetos, de auto- afirmación de sus diferencias.
Y, por supuesto, se necesita conversar larga y pausadamente sobre preguntas que bordean la existencia misma: ¿los maestros qué le están tramitando a sus estudiantes? Y a su vez, ¿qué les encanta, qué les seduce de ellos? ¿Los maestros qué le reclaman a sus estudiantes? ¿Los estudiantes qué le reclaman a sus maestros?