El hombre, en su trasegar por el planeta, fue dándoles nombres a las especies vegetales de acuerdo con su uso, ya sea como alimento, medicina, alucinógeno, decoración, ornato o como puente a otras dimensiones. A finales del siglo XVIII, el científico botánico Carlos Linneo, utilizando el sistema binomial universalizó el nombre de las plantas para franquear la barrera de los idiomas, pero detrás de cada uno de los nombres, ya sea científico o vernáculo, hay historias, relatos y mitos.
El encanto de las plantas. Un estudio desde los mitos, ritos, crónicas y leyendas a propósito de su etnobotánica, es una sugestiva y agradable invitación a recorrer diversas cosmogonías planteadas alrededor de las especies vegetales, tales como la griega, las orientales, la azteca y los saberes de los mayas, que nos introducen en las gestas de los conquistadores, en los ideales de independencia, en las decisiones de algunos de nuestros presidentes y en el alma de muchos poetas de Centro y Suramérica. Nunca imaginé que Zaratustra y el chontaduro, Zeus y el toronjil y José Hilario López –presidente de Colombia de 1849 a 1853– y la ceiba, pudieran tener relación entre sí.
El autor, Luis Alberto Buitrago González, un ingeniero agrónomo, que con una maestría técnico científi ca en fi siología vegetal también incursiona en la historia y en las mitologías, presenta de una manera lúdica y amena, relatos de 111 especies vegetales.